El embarazo fue completamente normal. En la primavera de 2003, Danielle Messer estaba a punto de traer a su segundo hijo al mundo, un mundo que parecía más estable, más asentado, más planificado que cuando, de adolescente, dio a luz a su hijo, Taylor. Después de años como madre soltera, Messer, ahora de 25 años, tenía una pareja estable, un trabajo bien remunerado como cosmetóloga y planea obtener un título universitario que había pospuesto durante mucho tiempo. Entonces llegó el bebé.
Una maldición genética, una mamá asustada y la búsqueda de 'arreglar' embriones
hace 4 años
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Una maldición genética, una mamá asustada y la búsqueda de 'arreglar' embriones puedes visitar la categoría Ciencia.
Otras noticias que te pueden interesar