Terminales, datacenter y redes: contaminación digital en cifras
hace 3 años
Por encargo del gobierno, Arcep y Ademe han presentado su copia sobre el impacto ambiental de la tecnología digital. Los dispositivos son los menos ecológicos, seguidos de los centros de datos y las redes basadas en el ciclo de vida completo.
Es un ejercicio delicado que Ademe y Arcep han abordado para evaluar el impacto ambiental de la tecnología digital. Recordamos las recientes críticas sobre la implantación del indicador CO² para datos fijos y móviles en las facturas y sobre la metodología elegida. Para su estudio, las dos organizaciones se apoyaron en la metodología de análisis de ciclo de vida (multicriterio (11 indicadores ambientales), multietapas (fabricación, distribución, uso, reciclaje) y multicomponentes).
Antes de sacar lecciones con este método, Arcep y Ademe parten de una observación más general de la huella ambiental de los servicios digitales en Francia. En cuanto a su consumo eléctrico, por ejemplo (48,7 TWh), representaron el 10% del consumo total. En cuanto a las emisiones de CO2, arrojan una puntuación de 16,9 millones de toneladas de carbono equivalente y contribuirían hasta el 2,5% de la huella de carbono total en Francia. Finalmente, estos servicios generaron 20 millones de toneladas de residuos al año durante todo el ciclo de vida de los equipos.
Terminales, primer responsable de los impactos ambientales
Sobre este último punto, los primeros responsables de la mayoría de impactos son los terminales “usuario” y IoT (entre un 64 y un 92% según el dispositivo). Entre ellos, el motivo favorito es la pantalla de televisión, especialmente debido a la gran cantidad de materiales y equipos necesarios para fabricarlos. La lista también incluye portátiles, tabletas, smartphones, con la misma problemática sobre la fabricación y fin de vida de los terminales.
De los tres segmentos estudiados, el impacto de terminales sale muy por delante. (Crédito de la foto: Ademe/Arcep)
En IoT, se realizó un trabajo de extrapolación para conocer el número de objetos conectados en circulación en Francia. Esta cifra llega a casi 245 millones en 2020. El informe encuentra que el consumo de energía es relativamente bajo, pero el volumen de dispositivos tiene un impacto ambiental significativo. Asociada a los terminales, la cuestión de la red ocupa el tercer lugar en el estudio. Encuentra que la red fija (xDSL y FTTx) es la que tiene mayor impacto en comparación con la red móvil (2G, 3G, 4G, 5G). De hecho, los primeros consumen más electricidad en la fase de uso y requieren más equipos, en particular debido a las cajas instaladas en los usuarios.
Una fuerte disparidad para los centros de datos
En segundo lugar: centros de datos. Pero nuevamente, los impactos varían según el tipo de centro de datos identificado. Así, los centros de colocación tienen un fuerte impacto (35 a 50%) en comparación con los de las empresas (30 a 40%). La parte estatal y local aporta menos (5 a 15% de los impactos) y las supercomputadoras HPC (entre 0.1 y 5%). Cifras que hay que poner en perspectiva, porque como afirma el informe, “la dificultad de acceso a los datos obliga al uso de aproximaciones que suponen un límite en la precisión de los resultados de la evaluación de impactos ambientales del parque del centro de datos”. Se refiere a información y documentación sobre centros de datos internos (públicos o privados) que muy rara vez se publican.
Los centros de datos corporativos y de coubicación representan el 82% de la superficie de las salas de ordenadores en Francia. (Crédito de la foto: Ademe/Arcep)
En base a diversos estudios y análisis, el estudio indica que la superficie de salas de ordenadores en Francia asciende a 883.165 m2. El conjunto tiene un PUE de 1,69 (con variaciones de 1,93 para público y empresas, 1,55 para coubicación y 1,17 para HPC) y un consumo eléctrico de 11,59 TWh, es decir, el 2,4% del consumo eléctrico nacional. Cabe señalar que los datos son para 2020 y que desde entonces han surgido varios centros de datos, particularmente para jugadores puros de colocación con sistemas de enfriamiento optimizados y redistribución del calor en beneficio de la comunidad (calefacción urbana, por ejemplo).
Vías de reflexión para minimizar el impacto
Ante los diversos resultados del estudio, Ademe y Arcep destacan que es la fase de fabricación la principal fuente de impacto (78% de la huella de carbono), seguida de la fase de uso. (21% de la huella de carbono). Sobre este último punto, es posible minimizar este impacto enfocándose en políticas dirigidas a extender la vida útil de los equipos digitales a través de la durabilidad del producto, la reutilización, el reacondicionamiento, la economía de funcionalidad o la reparación.
Además, las dos organizaciones están haciendo campaña para mejorar la metodología. Por lo tanto, solicitan más datos (a menudo bloqueados en nombre del secreto comercial) para refinar su análisis. Tienen previsto publicar el próximo abril un análisis prospectivo de los impactos de la tecnología digital en 2030 y 2050 en base a 4 escenarios. Se hace cita...
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