La batalla comercial entre China y Estados Unidos en el sector de los semiconductores está teniendo un impacto en toda la cadena de valor. La última víctima de estas tensiones es Teradyne, una empresa estadounidense especializada en pruebas de chips. Sus equipos son esenciales para garantizar la calidad de los procesadores fabricados. Sin embargo, La firma anunció a Reuters Recientemente tuvo que retirar maquinaria por valor de 1.000 millones de dólares de China debido a interrupciones en la cadena de suministro.

“Estábamos fabricando en China y tuvimos que conseguir una aprobación de emergencia para continuar con esa actividad”, dijo a la agencia de noticias Brian Amero, director de cumplimiento global de Teradyne. “Decidimos que era demasiado arriesgado, así que trasladamos la fabricación fuera de China, con un coste significativo”, añadió. El ejecutivo subrayó que Teradyne no era “un objetivo directo” de las normas sobre el suministro de equipos a China, pero dio a entender que se trataba de un daño colateral.

China quiere reducir su dependencia de equipos extranjeros

Si bien China está logrando avances significativos en el desarrollo de su industria de semiconductores, el país sigue dependiendo de equipos extranjeros. Teradyne ha sido citada con frecuencia en informes sobre la dependencia de las empresas chinas de los proveedores estadounidenses de equipos para semiconductores. Un informe de DigiTimes Desde julio pasado se puso de relieve la fuerte caída de las importaciones chinas de equipos semiconductores, con un descenso intertrimestral del 24,4% a finales de 2022 y un descenso adicional del 28,1%.

En total, China importa anualmente unos 31.000 millones de dólares en dichos equipos, de empresas como Teradyne, con sede en EE.UU., Tokyo Electron, con sede en Japón, y ASML, con sede en los Países Bajos. A esta última se le ha prohibido recientemente exportar sus máquinas a China.En 2019, China lanzó un fondo de 29.000 millones de dólares para reducir esa dependencia. En septiembre pasado, anunció nuevos incentivos financieros en forma de nuevos créditos fiscales. El objetivo de Pekín es que su industria utilice el 70% de equipos de producción local.