Según un estudio de IDC, ha llegado el momento de que los departamentos de TI vayan más allá de la simple función de responder a las expectativas empresariales para anticiparse mejor a ellas. De lo contrario, los equipos de TI corren el riesgo de quedar excluidos de la toma de decisiones importantes. Más del 20% de los directivos norteamericanos explican que, en su empresa, TI no participa en las decisiones comerciales importantes. A nivel mundial, esta tasa se limita al 16%, pero sólo el 43% de los ejecutivos dice que a TI se le pide su opinión en este tipo de eventos. El resto no tiene opinión.

El hecho de que los directivos entrevistados sean directores de dirección general o de departamentos de negocio, y no responsables de TI, da una idea de cómo perciben sus compañeros a los CIO y qué se espera de ellos. "Es muy revelador porque dicen que sí, TI tiene valor, pero que todavía se considera un servicio de soporte en lugar de un proveedor de valor", explica Jennifer Thomson, vicepresidenta asociada de 'IDC y uno de los autores del estudio. "Esta puede ser la razón por la que tantas personas son neutrales en sus respuestas a nuestras preguntas, simplemente porque no pueden imaginar el valor de la TI más allá de su función de apoyo".

Una prueba más de la brecha que aún separa a TI y los negocios es que solo el 47% de los gerentes encuestados dicen que prefieren utilizar recursos de TI internos en lugar de terceros, y el 42% dice que están dispuestos a colaborar con su CIO. Según el estudio, los responsables de las funciones de fabricación, cadena de suministro, I+D o seguridad y cumplimiento son los más propensos a creer que TI está excluida del proceso de toma de decisiones en su organización.

Adopte una mentalidad basada en valores

Para muchos líderes de TI, puede ser necesario un nuevo enfoque para cambiar el rumbo. Los CIO pueden demostrar su valor a la empresa y ganarse su lugar en la mesa directiva vinculando mejor lo que hacen con los objetivos de la empresa, sugiere Jennifer Thomson. “Uno de los mayores desafíos para los profesionales de TI es poder comunicar sus comentarios en un idioma que la empresa entienda. Hablar de resultados empresariales o comerciales es el pasaporte que permite a los profesionales de TI ganarse la confianza de su organización y mostrar el valor que aportan”.

Además de dominar conceptos de negocio específicos de su industria y tomar medidas para demostrar el valor de TI, los CIO más avanzados están creando equipos cohesionados donde ya no hay un muro entre TI y la profesión, añade el vicepresidente de IDC. "Estos son equipos multifuncionales donde todos entienden el objetivo común que impulsa todas las decisiones de la empresa". Estos enfoques son esenciales para transformarse en un negocio digital, donde la creación de valor se basa y depende del uso de tecnologías, desde la forma en que se ejecutan los procesos hasta los productos, servicios y experiencias que brindan, continúa Jennifer Thomson.

Los directores ejecutivos prestan atención a la transformación digital

Lo mismo ocurre con la alineación de TI con los objetivos comerciales clave. Según los ejecutivos de negocios, el objetivo más común asignado a TI es una mayor eficiencia, citado por el 45% de los encuestados, clasificado en primer lugar en todas las regiones, en la mayoría de las industrias y en la mayoría de las funciones comerciales. El aumento de la productividad es citado por el 37% de los encuestados y es un objetivo principal en los sectores de energía y minería, así como en la función de investigación y desarrollo. La mejora de la calidad de los servicios (mencionada por el 32% de los encuestados) ocupa un lugar destacado en el sector público y en las funciones de “experiencia del cliente” e “investigación y desarrollo”. La aceleración hacia el mercado se destaca en el sector de servicios financieros y la función de seguridad, mientras que el aumento de la facturación es una prioridad en la industria manufacturera y las funciones de fabricación o la cadena de suministro.

Los ejecutivos de alta dirección están muy interesados ​​en cómo las iniciativas de transformación digital contribuyen a lograr estos objetivos en toda la empresa. En el 66% de las organizaciones encuestadas, el CEO participa activa o personalmente en la definición de la estrategia digital de la organización, y en el 61% de los casos, estas iniciativas están orquestadas de manera centralizada con un plan y una gobernanza a largo plazo. Y esta atención por parte de la alta dirección está creciendo: el 48% de las empresas informan que las iniciativas digitales han recibido una revisión más profunda por parte de la dirección durante el año pasado, en comparación con solo el 20% de las empresas. tendencia opuesta.

KPI más granulares y más frecuentes

Este mayor enfoque ha ido acompañado de una mirada más cercana al progreso logrado a través de iniciativas digitales. Casi la mitad (51%) de los tomadores de decisiones encuestados dice que los KPI se están volviendo más específicos y granulares, con un 44% diciendo que estos indicadores de progreso se están comunicando con más frecuencia a la gerencia y un 39% diciendo que se están enfocando en un período de tiempo más corto. “Hemos visto a varias organizaciones pasar de un ritmo anual a semestral, luego trimestral y, en algunos casos, mensual en términos de medir el progreso y reportar métricas o indicadores clave de desempeño. desempeño”, observa el vicepresidente de IDC.

Esto último, sin embargo, pone de relieve el riesgo de ver informes más frecuentes o más detallados que lleven a la dirección a perder de vista la situación general. "Es necesario tener métricas tanto a corto como a largo plazo, para que sus iniciativas digitales no sean miopes, sino que se centren en el impacto empresarial a largo plazo", señala Jennifer Thomson.

Cuando se les preguntó acerca de los mayores desafíos que enfrentan sus iniciativas de transformación digital, los líderes empresariales antepusieron las preocupaciones sobre la privacidad o la seguridad (53%), por delante de la dificultad para reunir habilidades tecnológicas esenciales y la falta de recursos dedicados a la gestión del cambio (ambos citados por el 39% de los encuestados). ).