Un administrador de datos públicos nos dijo recientemente, durante de un podcastesa toma de conciencia se había producido en los últimos años. Los formuladores de políticas entendieron que los datos debían considerarse infraestructura crítica, al igual que las redes de alta velocidad, y que requerían tiempo e inversión. Hace poco más de un año, la dramática situación en Ucrania destacó a su vez la importancia de que los gobiernos europeos establezcan una estrategia clara en materia de datos.
El gobierno ucraniano tuvo que migrar apresuradamente su información clave para protegerla de los ciberataques, en particular datos sensibles (militares, geopolíticos, etc.) y opiniones (permitiendo a las entidades públicas llevar a cabo su misión garantizando la seguridad de la información confidencial de los ciudadanos). Este imperativo, combinado con otros elementos sanitarios, geopolíticos o legislativos (como la Ley de la Nube), ha reforzado la importancia de la famosa soberanía digital en la mente de muchos tomadores de decisiones.
La importancia del intercambio de datos
En los últimos meses, esto se ha confundido a menudo con una retirada, un cierre de las fronteras virtuales de nuestros espacios digitales. Sin embargo, la soberanía no va en contra de los principios establecidos en los últimos años en Europa y Francia. Según IDC, la soberanía es “la capacidad que tiene un individuo, organización o país de autodeterminarse. Es decir, la posibilidad de tomar decisiones sin influencias externas. » Este principio debe garantizar la libertad de elección de las voluntades políticas vinculadas a la tecnología digital. Además, desde hace varios años, la tendencia es hacia la apertura de datos y sistemas, lo que debería permitir, en particular, la implementación de innovaciones en los servicios públicos:
- el principio de “Díganos una vez” (o principio de una sola vez), que tiene como objetivo impedir que los ciudadanos, durante sus procedimientos, proporcionen varias veces documentos que ya están en poder de las administraciones;
- Servicios públicos proactivos, que en última instancia deben anticipar las necesidades de los ciudadanos en términos de trámites relacionados con acontecimientos de la vida (nacimiento, matrimonio, etc.) o solicitudes de asistencia social, por ejemplo.
El intercambio de datos debería facilitar la implementación de estas innovaciones, permitiendo que los datos pasen de forma segura entre administraciones y con determinados actores privados (bancos, compañías de seguros, actores de la salud, etc.).
Francia, pionera del Open Data y preocupada por la soberanía
En este ámbito, el ejemplo de Francia muestra que es perfectamente posible combinar fuertes exigencias de soberanía y de intercambio de datos. Según datos de IDC, Francia es el país europeo más preocupado por la soberanía digital en los proyectos TI, en particular los relacionados con la nube. Esta posición parece confirmarse en los últimos meses con varios anuncios procedentes todos ellos de Francia: refuerzo de la doctrina "La nube en el centro" o incluso creación de empresas o empresas conjuntas (NumSpot, Bleu, S3ns...).
Además, Francia siempre ha sido pionera en materia de intercambio de datos, en particular mediante el uso masivo de datos abiertos para datos no sensibles. En 2022, el informe Open Data Maturity, encargado por la Comisión Europea, volvió a situar a nuestro país en la primera posición por segundo año consecutivo. El sitio data.gouv.fr es también el servicio de este tipo más consultado por sus ciudadanos, por delante de países también citados como ejemplo como España.
Las prácticas regulatorias no frenarán la innovación
Tenga en cuenta también que la Unión Europea ha abordado de frente el tema del intercambio de datos para eliminar obstáculos técnicos, regulatorios, culturales y de gobernanza. En 2020, la Estrategia Europea de Datos estableció varios pilares para fomentar esta circulación de datos y al mismo tiempo regularla. La creación de “espacios de datos” es uno de los más ambiciosos ya que debe permitir crear espacios de intercambio entre multitud de actores que no necesariamente pertenecen al mismo sector.
Si el 90% de las organizaciones europeas dice compartir datos, sólo el 30% lo hace de forma recurrente y estratégica, de ahí la necesidad de crear estos espacios de intercambio. Regular para regular las prácticas no frenará la innovación, como escuchamos a menudo cuando se promulgan proyectos de ley. A escala de un continente o de industrias diferentes, o incluso competidoras, la gestión debe permitir acelerar la innovación mediante el intercambio de datos.
Columna de Rémi Letemple, analista senior de investigación de la firma IDC.
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