Han pasado ya 5 años desde entoncesIDC Ha dedicado parte de su investigación a GreenIT (cómo hacer que las TI sean más virtuosas) así como a IT for Green (qué papel debe desempeñar la tecnología en la transición ecológica). En 5 años, hemos visto surgir una gran cantidad de buenas prácticas, enfoques que se vuelven más profesionales, con un poco de lavado de imagen verde en medio de todo esto, pero han surgido verdaderos debates en medio del panorama.
La complejidad de medir las emisiones
Y luego, hace un año, decidimos averiguar cómo Instituciones públicas midieron sus emisiones y participaron en el ejercicio de huella de carbonoMuy pronto comprendimos que el objeto de nuestro planteamiento se resumiría en dos preguntas: ¿por qué tan pocos establecimientos públicos y comunidades realizan su balance de carbono? ¿Y cómo funciona para quienes lo hacen?
De hecho, según El sitio web mundial Según fuentes de la Ademe, menos de una cuarta parte de las colectividades locales habían realizado el ejercicio en 2021, mientras que la ley que lo hace obligatorio data de 2012. Tras varias entrevistas con colectividades locales, los primeros elementos parecen obvios: entre una región, un departamento, una metrópoli y una ciudad... ¿quién hace qué? ¿Y con qué medios?
Los buenos estudiantes con los que pudimos hablar se mostraban, además, pesimistas en cuanto a la actualización de su balance, ya que el responsable (que a menudo estaba de paso) ya no estaba presente y, sobre todo, porque la información recogida dependía de la buena voluntad de los responsables de los departamentos y de su disposición a rellenar un archivo Excel, a menudo muy pesado. Cuando el balance lo elabora un tercero, disponer de datos comparables de un año a otro con niveles de granularidad equivalentes es, por tanto, todo un logro.
IA con moderación
De hecho, hay varios ámbitos de mejora: repensar la organización con verdaderos líderes de RSE (o cualquier otra denominación) que influyan en las decisiones, pero sobre todo promover una gestión más uniforme de los datos, así como herramientas de automatización puestas a disposición de estos equipos.
Según IDC, las organizaciones públicas pretenden limitar sus costes organizativos a nivel de TI y también buscan casos de uso que justifiquen la inversión masiva en soluciones de procesamiento de datos. ¡La optimización del consumo energético, gracias a los conjuntos de datos que ya se almacenan internamente, aparece precisamente como un caso de uso con un alto retorno de la inversión y un fuerte potencial de comunicación!
Por último, si bien la IA es, en casi todos los ámbitos, un portador de esperanza, no hay que olvidar que los problemas de consumo asociados a esta tecnología (y, por tanto, a los centros de datos) son enormes. Así, en un estudio de IDC de diciembre de 2023, se puede comprobar que las cuestiones de RSE están perdiendo protagonismo en las prioridades de inversión en TI del sector público. Esperemos que esto signifique que ahora se tienen en cuenta de forma natural y no que se las olvida por completo.
Rémi Letemple es analista de investigación senior de IDC.
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