Después de Atos, el Estado ha decidido invertir en otra actividad estratégica: los cables submarinos. De hecho, el Ministerio de Economía anunció la firma de un compromiso de compra con vistas a adquirir el 80% del capital de Alcatel Submarine Networks (ASN). Esta empresa pasó a ser propiedad de Nokia cuando Alcatel fue adquirida. La operación se estima en 100 millones de euros, lo que valora la empresa en 350 millones de euros. El Estado también tiene el potencial de adquirir la totalidad del capital a largo plazo.
Las actividades de ASN son consideradas estratégicas por el Estado e incluyen el diseño, la fabricación, el mantenimiento y el tendido de cables submarinos. La empresa cuenta con 2.000 empleados (de los cuales 1.370 en Francia), repartidos en varias plantas en Francia y en el extranjero (especialmente en el Reino Unido y Noruega).
Infraestructura crítica bajo vigilancia
Las redes troncales de cables submarinos se han vuelto esenciales para garantizar la conectividad entre los diferentes centros regionales. Cada vez más, los principales actores de las tecnologías de la información, como Google, Microsoft, Amazon, Meta, están invirtiendo masivamente en consorcios para instalar cables submarinos y disponer de rutas directas (transatlánticas, transpacíficas, Europa-Asia, Europa-África, etc.) para sus servicios, en particular la nube. Por lo tanto, estas infraestructuras se han convertido en elementos estratégicos para el negocio de estas empresas.
Son un activo geopolítico importante. En junio de 2023, un artículo del Financial Times mostraba una auténtica guerra fría entre China y Estados Unidos sobre este tema. Este último tendría la voluntad de excluir a China de todos los grandes proyectos de cables submarinos, esos 1,4 millones de kilómetros de fibra óptica que atraviesan los océanos del mundo y transportan datos entre continentes. Con el temor al espionaje de fondo. Y luego, en caso de conflicto, estos cables podrían ser objeto de ataques, como en el caso de la guerra en Ucrania o en Oriente Medio con los hutíes que dañaron los cables en el Mar Rojo.
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