Dos agujeros negros se han fusionado para formar otro
hace 4 años
La colisión tuvo lugar hace siete mil millones de años. Dos agujeros negros chocaron y se fusionaron para dar a luz al primer agujero negro de masa intermedia jamás detectado.
Sin embargo, con 7 mil millones de años de antigüedad, esta colisión es la primera de este tipo en ser descubierta por científicos. De este evento sin precedentes en los archivos astronómicos, que hoy toma el nombre en clave “GW190521”, el resultado es un agujero negro 142 veces más masivo que nuestro Sol. Una coalición de más de 1.500 astrónomos y astrofísicos estadounidenses y europeos (incluidos varios investigadores franceses del CNRS) lo describe en detalle en dos nuevos estudios científicos publicados recientemente en las revistas Physical Review Letters y The Astrophysical Journal Letters. Este tipo de agujero negro, que se dice que tiene una "masa intermedia" (es decir, entre 100 y 100.000 veces la del Sol), nunca se había detectado antes, es más, tan lejos de nuestro sistema solar. Esta nueva clase de agujeros negros, sospechosos pero nunca identificados claramente antes, se encuentra entre agujeros negros comunes, formados por el colapso de estrellas gigantes, y agujeros negros supermasivos. Y también es la primera vez que se identifica un agujero negro de este tipo midiendo variaciones en las ondas gravitacionales.
GW190521 (tanto el nombre de la colisión observada como el agujero negro resultante) fue detectado por dos interferómetros especializados en medir estas ondas: el LIGO (o “Observatorio de Ondas Gravitacionales del Interferómetro Láser”) del MIT y por CalTech, ubicado en el estado de Washston en Estados Unidos y Virgo de Cascina en Italia. Definidas por Albert Einstein en su famosa Teoría de la Relatividad, las ondas gravitacionales reaccionan a grandes eventos cósmicos como la formación de un agujero negro, en este caso cuando dos de ellas chocan y se fusionan. Según los investigadores, hace siete mil millones de años, dos agujeros negros, uno de 85 masas solares y el otro de 65, se atraen antes de chocar y fusionarse. Según los científicos, este tipo de evento también podría explicar la formación de agujeros negros supermasivos. Así, estos últimos son sin duda la consecuencia de una fusión de agujeros negros intermedios. La existencia de este último, ahora confirmado, cuestiona sin embargo a los astrofísicos. Hasta ahora creían que una estrella no podía convertirse en un agujero negro entre 60 y 120 masas solares, como los "padres" de GW190521. ¿Quizás este último es el hijo feliz de un evento excepcional, que ocurrió solo durante los primeros momentos del Universo? Será necesario realizar más investigaciones en esta área para poder responder a esta pregunta.
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