es uno de los misterios desconcertantes de la pandemia de Covid: ¿De dónde surgió Omicron, hace casi un año? La variante extremadamente contagiosa y de rápido movimiento llegó justo después del Día de Acción de Gracias de 2021, repleta de extrañas mutaciones. Cuando los científicos desenredaron la matriz, descubrieron que Omicron no estaba relacionado con Delta o Alpha, las dos ondas que lo precedieron. En cambio, su divergencia de su ancestro común más cercano se remonta a más de un año, a los primeros meses de la pandemia, prácticamente una era geológica en el tiempo de replicación viral.
Eso fue un enigma. ¿Cómo puede algo ser tan contagioso que atravesó más de 120 países en dos meses y, sin embargo, ha evadido la detección durante tanto tiempo? Dentro del acertijo acechaba un enigma: si Omicron no se desarrolló a partir de variantes anteriores sino en paralelo a ellas, ¿dónde estuvo escondido todo ese tiempo?
Las hipótesis contrapuestas se empujaron para su consideración: se había refugiado en un grupo de personas que tenían poco contacto con el mundo exterior y ninguna participación en los programas de secuenciación. Había encontrado un hogar en alguien tan inmunocomprometido que no podía superar la infección, cediendo el territorio del virus en el que replicarse y cambiar. O, un tercer pensamiento: volvió a caer en el mundo animal, no en los murciélagos en los que encontró un huésped por primera vez, sino en algunas especies nuevas que provocarían la mutación de formas novedosas.
Esa posibilidad, conocida formalmente como zoonosis inversa e informalmente como derrame, ya era un riesgo conocido. En abril de 2020, solo unos meses después de que el virus comenzara a propagarse internacionalmente, migró a granjas de visones en los Países Bajos, lo que provocó la muerte o el sacrificio preventivo de millones de animales, y unos meses después volvió a los humanos.
Nadie ha podido decir con precisión cuál de esas tres hipótesis explica con precisión la llegada de Omicron, y con Omicron generando variantes tan rápidamente, la discusión abandonó las prioridades de los investigadores. Ahora, un nuevo estudio de un equipo de investigación de la Universidad de Minnesota está dando nueva energía a ese debate. Su análisis sugiere que Omicron se adaptó a los ratones, donde desarrolló su matriz mutacional antes de pasar a los humanos.
"Estas mutaciones de Omicron son rastros evolutivos que deja el virus durante su transmisión de una especie animal a otra", dijo en un comunicado el autor principal Fang Li, profesor de farmacología y director del Centro de Investigación del Coronavirus de la universidad. (Li rechazó una entrevista).
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