Desde sus inicios en la década de 2000, la metodología ágil ha conquistado la industria de la tecnología de la información y ha cambiado la forma en que se gestionan los proyectos. Este método pretende ser un método de gestión flexible que implique el diálogo entre las partes. Promueve un enfoque colaborativo entre el proveedor de servicios y su cliente. De hecho, el progreso del proyecto está marcado por una sucesión de iteraciones, cada una de las cuales requiere la definición de especificaciones funcionales, su desarrollo, pruebas y, finalmente, la entrega del producto al cliente.

Este método es atractivo sobre el papel. Aporta flexibilidad y adaptabilidad, permitiendo así que los equipos de cliente y proveedor de servicios trabajen en diálogo permanente, con mayor eficiencia.

Pero esta construcción colaborativa del proyecto presenta riesgos que deben ser contenidos. Dos puntos merecen especial atención:

Índice
  1. 1) Colaboración reforzada para anticipar
  2. 2) Arreglos de salida a organizar

1) Colaboración reforzada para anticipar

El punto central de este método reside en la colaboración entre las partes interesadas. Por lo tanto, los contratos deben incluir cláusulas que fomenten una comunicación abierta y transparente entre el cliente y el proveedor de servicios. Esta fuerte colaboración entre equipos, en el corazón del método ágil, no tiene el efecto de borrar las responsabilidades de todos.

En primer lugar, el prestador de servicios no puede eximirse de su obligación de prestar asesoramiento confiando en el copiloto del contrato en modo ágil (1). ¡Al contrario, debe asesorar más al cliente! Por otra parte, no existe obligación de resultado para el prestador del servicio si el cliente no ha definido sus necesidades. De hecho, la jurisprudencia ha confirmado que, en el caso del método ágil, el prestador de servicios está obligado sobre todo por una obligación de medios en el desarrollo de un software adaptado a las necesidades específicas del cliente (2).

Por su parte, el cliente debe constituir un equipo de proyecto competente capaz de tomar decisiones adecuadas para priorizar las necesidades, pero también anticipar el plan de carga de trabajo de este equipo para que sus miembros tengan la disponibilidad necesaria para interactuar rápida y eficazmente con los equipos del proveedor de servicios. Además, el cliente debe permanecer alerta y no firmar informes de aceptación, dando fe de la conformidad del producto entregable sin haber realizado una prueba... Esto es particularmente lo que se recuerda en una reciente sentencia del 6 de enero de 2023 (3) . En este caso, los jueces consideraron que el prestador del servicio había cumplido efectivamente con su deber de asesoramiento estando siempre disponible y buscando satisfacer las expectativas del cliente que tenía dificultades para estabilizar sus solicitudes. Los jueces también rechazaron el argumento del cliente de que había firmado los informes de aceptación sin valor alguno.

Por eso agilidad no significa falta de control ni libertad total. Por tanto, es fundamental incluir cláusulas en los contratos ágiles que definan claramente las obligaciones y responsabilidades de cada parte: corresponde al cliente expresar sus necesidades, estar disponible, elegir y cumplirlas, y al proveedor del servicio. adaptarse, asesorar a su cliente y respetar los plazos fijados.

2) Arreglos de salida a organizar

El método ágil también plantea cuestiones importantes sobre las condiciones de salida del contrato.

A diferencia de la estructura contractual tradicional que prevé un marco de referencia preciso, por ejemplo especificaciones detalladas, el método ágil se basa en la aceptación de cambios continuos. Las partes se comprometen así a aceptar cambios de objetivos y a colaborar para encontrar soluciones adecuadas. El sistema tiene la ventaja de ser flexible y permite adaptarse al contexto, pero puede resultar difícil determinar cuándo está terminado el proyecto. A falta de poder definir criterios objetivos para la finalización del contrato, resulta imprescindible organizar las modalidades de salida, a iniciativa de una u otra de las partes.

Por tanto, los contratos deben incluir condiciones de salida claras y sencillas. ¡Es importante que ni el cliente ni el proveedor de servicios se conviertan en prisioneros del sistema!

Entre las dificultades que cabe prever, dos merecen especial atención.

Por un lado, es necesario predefinir las condiciones financieras que se pretenden aplicar, en particular para los servicios ya prestados y los costes de rescisión anticipada del contrato. En un caso en el que el cliente había decidido poner fin a una colaboración realizada en formato ágil, el proveedor del servicio invocó una terminación repentina de las relaciones comerciales, pero el tribunal comercial de París (4) no dio curso a la solicitud. solicitud, porque el objeto del contrato se refería al desarrollo gradual de TI, lo que hacía que la renovación estuviera sujeta a contingencias. Además, no había ningún contrato escrito.

Por otro lado, debemos cuestionar los derechos sobre el software. ¿Qué pasa con la propiedad de los códigos fuente? ¿Qué garantías tiene el cliente respecto al uso del software?

Tantas preguntas a tener en cuenta. El método ágil no excluye comprender los riesgos de un proyecto y definir contractualmente las soluciones a implementar.

(1) CA París, 3 de julio de 2015, n°13/06963
(2) CA Pau 2.ª sala 1.ª sec., 19 de noviembre de 2018, n°17/03030
(3) CA París, pole 5 - cap. 11, sentencia de 6 de enero de 2023
(4) T. Com París 13º cap. 9 de marzo de 2015, Marty Soft